Siempre hemos sido libres, pero en nuestra mente somos prisioneros. Nuestros pensamientos no suelen elevarse más allá del pesar del ayer o del miedo de mañana. La libertad sólo existe en el ahora y en nuestro interior.
El abejorro es libre porque no sucumbe a las limitaciones. El águila puede elevarse por los aires porque no le dan miedo las alturas. Un niño es libre en sus despreocupados juegos, porque sabe que sus necesidades siempre satisfechas. Incluso el incrustado percebe, siempre pegado a alguna roca de la costa, no teme que el mar se vaya a secar o a dejar de proporcionarle su sustento.
Nuestra libertad se puede medir, no por los pensamientos elevados, sino por la ausencia de pensamientos limitados. No te ocupes de los conceptos de temor o limitación. Piensa solamente en el amor y la verdad y vivirás en libertad. Porque en los pensamientos de temor, el vigilante está más prisionero que quien se encuentra tras las rejas.
Momentos de Silencio John Columbus Taylor